Cuando tenía 17 años entre a la Universidad, estando ahí, decidí tomar uno de mis cuadernos y hacer observaciones sobre lo que me sucedía, con el tiempo se volvió un hábito y luego algo indispensable. Así Nace My Notebook una recopilación de pensamientos y cosas vividas mientras estuve en la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia. Decido ponerlo aquí, no por el ansia de compartirlo, sino por el hecho de preservar todas esas memorias que definen lo que soy ahora, nueve Años después.
The Boqueron Style. Capítulo I
Es un no muy bonito martes; estoy donde mi abuela, en el comedor para ser más precisos. Y esta es mi historia...
El viaje se adelanto 12 horas, entonces debía estar en la sevillana a eso de las 7:30 a.m.; lo mamón de ello era que precisamente era domingo, aun así este paseo prometía -vaya iluso- tanto así que me endeude con varias personas; especialmente con la “socia mayoritaria”. Bien, llegue justo a tiempo a las 7:30 en punto, ahí estaban Diana y Mauricio esperando. Pasaron como 15 minutos y llego Miguel, el que tenía mi plata. Después a las 8:00 a.m. llegaron los organizadores del paseo, Fabian y Patricia, ellos llegaron con Oscar que venía de Zipaquira. Al rato llegaron Leonardo y Quevedo; y aun así no salíamos a la hora que teníamos planeada; faltaba que llegara el amigo de Fabian, el de la casa. No sé cuanto tiempo paso pero llego un poco desfasado en el tiempo. Negociamos el pasaje y nos fuimos a las 9:20 a.m.; el bus que nos llevo, para suerte nuestra, nos llevo solo a nosotros, pues al conductor le convenía, ¿qué por que?, no creo que sea importante explicarlo.
Llegamos al Boquerón, parecía Nice!, de una vez, después de haber mirados en varios lugares, nos fuimos a piscinear. Todo iba bien, me divertí y todo, hasta me estaban enseñando a nadar y dejar ese estilo “tipo ladrillo”. Mas tarde llovizno un poco y tampoco hubo mucho sol que digamos; esto en realidad no me molesto mucho, por muy bueno que la este pasando, no me despeluca el plan piscina en un paseo. –Ahora que lo pienso bien, nunca estuve con mi familia, frecuentemente, claro esta, en una piscina; por eso mismo debo de no simpatizar con esos planes. A ello súmesele el detalle de no saber nadar-. Ahora bien, volviendo ya, eran como las 3:25 p.m. Pensé –en mi eterna credulidad- que una bonita casa me esperaba para descansar. Y si –a pesar de mi credulidad- esto jamás sucedió.
La casa esa, parecía detenida en la época de Macondo. Solo eran dos habitaciones de unos 7 mts2, el problema no es que sea de ese tamaño, ni mas faltaba ¡el lió era como diablos pretendían meter once personas en ese lugar con míseras 3 camas, si! ¡3 camas!
El viaje se adelanto 12 horas, entonces debía estar en la sevillana a eso de las 7:30 a.m.; lo mamón de ello era que precisamente era domingo, aun así este paseo prometía -vaya iluso- tanto así que me endeude con varias personas; especialmente con la “socia mayoritaria”. Bien, llegue justo a tiempo a las 7:30 en punto, ahí estaban Diana y Mauricio esperando. Pasaron como 15 minutos y llego Miguel, el que tenía mi plata. Después a las 8:00 a.m. llegaron los organizadores del paseo, Fabian y Patricia, ellos llegaron con Oscar que venía de Zipaquira. Al rato llegaron Leonardo y Quevedo; y aun así no salíamos a la hora que teníamos planeada; faltaba que llegara el amigo de Fabian, el de la casa. No sé cuanto tiempo paso pero llego un poco desfasado en el tiempo. Negociamos el pasaje y nos fuimos a las 9:20 a.m.; el bus que nos llevo, para suerte nuestra, nos llevo solo a nosotros, pues al conductor le convenía, ¿qué por que?, no creo que sea importante explicarlo.
Llegamos al Boquerón, parecía Nice!, de una vez, después de haber mirados en varios lugares, nos fuimos a piscinear. Todo iba bien, me divertí y todo, hasta me estaban enseñando a nadar y dejar ese estilo “tipo ladrillo”. Mas tarde llovizno un poco y tampoco hubo mucho sol que digamos; esto en realidad no me molesto mucho, por muy bueno que la este pasando, no me despeluca el plan piscina en un paseo. –Ahora que lo pienso bien, nunca estuve con mi familia, frecuentemente, claro esta, en una piscina; por eso mismo debo de no simpatizar con esos planes. A ello súmesele el detalle de no saber nadar-. Ahora bien, volviendo ya, eran como las 3:25 p.m. Pensé –en mi eterna credulidad- que una bonita casa me esperaba para descansar. Y si –a pesar de mi credulidad- esto jamás sucedió.
La casa esa, parecía detenida en la época de Macondo. Solo eran dos habitaciones de unos 7 mts2, el problema no es que sea de ese tamaño, ni mas faltaba ¡el lió era como diablos pretendían meter once personas en ese lugar con míseras 3 camas, si! ¡3 camas!
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